El estampido de los fuegos artificiales, los bailes en la plaza Mayor, las estridentes risas de los adolescentes. Un murmullo sordo, lejano, más allá de las ventanas de mi casa mientras yo me entrego al sueño.
Y duermo.
Y en la noche, en esta noche de fiestas, alguien ha robado los pequeños rosales de mi balcón.
¿Se pueden robar las flores?
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Se pueden robar las flores, pero nunca su aroma
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