miércoles, 18 de noviembre de 2009

Lienzos azules, azules, azules.
Arropan, enredan, ocultan, estos dias de otoño.

Lienzos desdeñados, desoidos, inutilmente temidos.

Flotando tremulos entre el cielo y el mar, llevando la ausencia de noticias tan lejos, tan cerca.
Y el silencio desasosegado del mundo. Y el estancamiento de las respiraciones.

Y la conclusion.

Lienzos azules.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Iba a decir que en mi balcón hay cuatro rosas blancas que bajo el temporal de Noviembre se mantienen, humildemente, desafiantes.



Y entonces han caído en mi mano estos dos cristales de hielo.

Y he pensado que, quizá, las cuatro pequeñas rosas no estaban desafiantes, sino expectantes ante la llegada de la belleza del invierno.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Cada brizna de aire helado,
cada acícula de pino,
cada insecto que hiberna bajo la hojarasca de otoño.

Niegan la soledad.

Cada noche de alcohol y amigos,
cada hijo, cada padre,
cada niña que corre sobre la hierba.

Niegan el fracaso.



Si supieras que no existe el fracaso.
Si supieras que no existe la soledad.