Es la primera lluvia del final del verano.
Las nubes arropan las cimas de la sierra y parece algo nuevo, no visto. Cae la lluvia apaciblemente para traer recado del advenimiento de la siguiente estación.
Y levanta de la tierra un revoltillo de aromas que la esperaban desde los dias más largos de Julio.
Huele a tomillo y a encinas y tambien a hierbas muertas. Huele el pinar y el espliego y las arizónicas de los chalets.
Tiempo de cambio; como todos.
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