sábado, 12 de septiembre de 2009

Sólo es una mañana de un sábado de transición; de transición estacional y emocional.

Pero algunas veces, esos momento sin trascendencia, sin entidad, mudan inesperadamente y se convierten en tan vívidos e intensos que colocan con violencia tu corazón al borde de algún abismo.

Leo en el periódico las palabras escritas por un chaval de 24 años tres días antes de ser fusilado:

"Por esta hermosa cárcel todo sigue tranquilo y sin nada digno de mención, los compañeros de Hontoria y yo seguimos estupendamente y con una salud formidable... a ver si para San Cosme, nos podemos gastar juntos las 17 pts que me mandáis ahora..."

Salomón se llamaba el chico.

Mientras, escucho cantar a Miguel Ríos:

"... en el parque, la armonía del momento se hace luz, nos regala una sonrisa el firmamento, y la puesta de sol se hace amor..."

Y las lágrimas me aplastan.

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